Sobre la actividad del 14 de octubre [atrás] [página principal] [siguiente] |
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· COMENTARIOS DE SALOMÓN FARFÁN H. 1. En primer lugar quiero agradecer la invitación a esta presentación a
las y los organizadoras así como a todas y todos los asistentes. Quiero
iniciar diciendo que esta misma reunión-presentación es una
concretización de la intuición-propuesta del doctor José David
Rodríguez y del reverendo Evaristo Falcó. Cristianos y cristianas de
diferentes confesiones hablando de la iglesia como primicia del Reino. Lo
que había sido un tema de división, ataque y rechazo se convierte en el
tema de unidad, de diálogo y de enriquecimiento mutuo. 2. En segundo lugar, antes de comentar el contenido del libro, es
necesario decir que hablo desde mi ser de laico católico que cargo en mi
persona una tradición de superioridad, de pretendida posesión de Dios,
de la verdad y del único camino para la salvación. También cargo en mi
persona la tradición del Vaticano II, de las conferencias de Medellín y
Puebla, así como de la teología de la liberación en la cual he sido
educado. En esta tradición y
en esta historia es donde he ido aprendiendo a conocer y a
encontrarme con Dios. El Dios de mis padres que me lanza a un siempre
nuevo encuentro, que se hace palpable concretamente hoy en la lectura de
este libro. 3. En tercer lugar, compartiré con ustedes los aspectos sugerentes y
significativos que descubro en la lectura, además de los puntos ante los
cuales considero habría que tener cuidado. a) Una iglesia fiel al testimonio bíblico, pertinente a la situación
histórica actual y fiel a la reforma del s. XVI. Esta es la pretensión
de la primera conferencia del reverendo Evaristo Falcó. No se puede
hablar de la iglesia sin referirse a su fuente ni al contexto en el que
vivimos, tomarlos en cuento nos habla de la fidelidad que le debemos a
Dios y a la humanidad. Es muy sugerente desde el inicio poner estos puntos
en el diálogo para definir que no se puede hablar de la iglesia únicamente
referidos al testimonio bíblico o a la propia tradición o interpretación
de cualquiera de estos dos elementos. Hablar de la iglesia únicamente se puede hacer desde el lugar y el
momento en el cual estamos tenemos puestos los pies. Por otro lado tampoco
se puede dejar de lado la propia tradición. Cuando hablo de la iglesia lo
hago desde el bagaje cultural que cargo, esto me abre a la diversidad y a
la complementariedad. Este punto lo comentaré más adelante. b) Sustancia católica y principio evangélico son los dos elementos
constitutivos de la iglesia. Estos elementos son muy iluminadores para mí
como católico, la concepción de catolicidad rompe con lo que he recibido
de mi tradición: ser católico es pertenecer a una denominación.
Desde la perspectiva del reverendo Evaristo la catolicidad es una
universalidad que abarque a todos los grupos, naciones, razas y clases
sociales. Es la totalidad de la comunidad de fe en unas expresiones
pluriformes; no es una confesión cristiana particular. Esta concepción rompe la visión particularista y excluyente para ver a
la iglesia. Rompe una visión tribal de la misma, especialmente de la visión
de los católicos: “iglesia es la mía y no hay otro”, “nosotros
somos la verdadera iglesia”. Una visión de la catolicidad en estos términos nos abre al diálogo y
al enriquecimiento mutuo. El principio evangélico es algo compartido en
las diferentes confesiones, lo que habría que caminar es en el
enriquecimiento de este principio. Lo evangélico no lo determina mi
interpretación sino una interpretación construida en conjunto. Este
principio, como se menciona en varias partes del libro, tiene que ver con
la cercanía con el pobre. c) La iglesia, signo y primicia del Reino. Esta concepción es algo que
compartimos por el aporte teológico del Vaticano II. Es muy importante
seguir profundizando en esta concepción compartida para seguirla
enriqueciendo. La iglesia es relativa al Reino, esto implica afirmar que la iglesia no
es absoluta, implica afirmar que el designio de Dios no es la iglesia sino
el Reino. Esta concepción rompe el eclesiocentrismo en el cual hemos
estado sumergidos durante muchos siglos, por lo menos los católicos. La iglesia no está por encima de la palabra y más profundamente habría
que decir que la palabra no está por encima de Dios. Dios es mayor que
todo, por tanto ningún valor histórico debe convertirse en un valor
absoluto. La iglesia no es el Reino, ni siquiera Jesús es el Reino, porque Dios es
más que el mismo Jesús. Todo
lo anterior nos llevaría a dejar el triunfalismo eclesial y la teología
de la gloria para asumir una teología de la humanidad. Nos llevaría a
asumir la transitoriedad de la iglesia. Esto mismo nos llevaría al diálogo
interreligioso. d) La propuesta es una iglesia que sea comunidad de sanación, de salud y
vida. Esta es una perspectiva que, desde mi punto de vista, nos enriquece
mucho a los católicos. Hay que dejar de ser iglesia institución para ser
comunidad de fieles, una comunidad de fieles que es una casa abierta donde
se comparten las luchas, dolores y alegrías. Hay que ser una comunidad de
sanación que encuentra a Dios en el caminar codo a codo con los otros.
Esta iglesia con principio evangélico y sustancia católica no puede
dejar de ser samaritana con el que está a la orilla del camino, con esos
confinados en las cárceles y en demás instituciones de corrección, con
los ancianos, mujeres, niños atropellados, jóvenes intoxicados y con
todos aquellos que necesitan auxilio de los que habla el reverendo
Evaristo. Una iglesia que sea comunidad de sanación es una que construye
humanidad, una iglesia que es testiga de la transformación desde dentro
de la situación humana, una iglesia que dice con Jesús: El Reino de Dios
está con ustedes, está entre ustedes. e) Diálogo ecuménico e interreligioso. Todo lo anterior es lo que nos
puede lanzar a un verdadero diálogo que nos encamine a encontrar al Dios
que es mayor que todo lo que podamos decir y que camina con todas, con
todos y con todo. f) Por último quiero hablar de algunos términos peligrosos que descubro
en el texto, desde el caminar de la iglesia católica. Hablar de iglesia
como sacramento, signo, señal, primicia, mayordomo, instrumento,
primicias del Reino son términos que se han prestado para monopolizar a
Dios. Este libro ha resultado muy provocador e iluminador, es una invitación a
abrirse al Dios que continuamente se nos revela y a las otras confesiones
como espacio de revelación. Las y los invito a que se acerque a estas experiencias y a este Dios que
está pasando por ellas. |